Clama a mí…
No debemos clamar a los hombres pues estos tienen limitaciones, debemos de buscar la ayuda del Padre Celestial que todo lo puede y todo lo sabe sobre nuestra vida.
La ayuda que necesitamos a largo plazo, no está en un conferencista experto en temas de autoayuda que nos motiva temporalmente, sino en el Señor Todo Poderoso quien nos provee una esperanza eterna, un camino seguro y confianza de que en sus propósitos todo obrará para nuestro bien.
Y yo… Te responderé…
Si llamas por teléfono al 911 te responderá una operadora preguntando qué tipo de servicio necesitas, pero si clamas a Dios Él mismo te responderá sabiendo de antemano lo que necesitas porque Él conoce todo de ti, incluyendo tu dolor, tu enfermedad, tu angustia o necesidad.
Y te enseñaré…
Dios se asegurará de que tú y yo aprendamos algo en medio del sufrimiento, de que le saquemos provecho a las dificultades y que al final de la tormenta seamos mejores, más fuertes, más llenos de fe y podamos conocerle más.
Cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Hay cosas grandes que el Señor Jesús tiene en mente para ti, pero que no las alcanzas a ver todavía, y que té mostrará cuando clames a Él, cuando pongas tu confianza en Él y cuando dediques un tiempo diario para platicar con Él.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).
Piénsalo
- ¿Cuando tienes alguna necesidad a quién acudes? ¿Has encontrado la respuesta que has necesitado en tus dificultades cuando clamas a los hombres?
- ¿Cuando has clamado a Dios, has encontrado la ayuda que necesitas? Piensa en todas las veces que el Señor te ha respondido y te ha mostrado su poder.