¿DESEAMOS QUE DIOS NOS RESPONDA?
“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” (Daniel 10:12).
¿Qué características tenía Daniel para que Dios le hablara tan claro?
1. Abrió su corazón.
No tenía un corazón necio y aferrado a sus propias ideas, a su cultura o a sus filosofías. Era de corazón entendido y no ponía trabas para acatar la dirección de Dios.
2. Estaba dispuesto a aprender.
Daniel quería entender la voluntad de Dios para ponerla en práctica. Buscaba en oración su presencia no solo para sentirla, sino para escuchar su instrucción y llevarla a cabo.
Algunas personas piden al Señor que les hable pero su respuesta para ellos es “¿para qué te doy otra instrucción si no has puesto por obra lo escuchado la última vez que te hablé?
3. Estaba dispuesto a humillarse.
El orgullo es un obstáculo para tener éxito. Dios atiende las oraciones del humilde, pero mira de lejos al altivo.
El resultado de la actitud de Daniel fue una impresionante respuesta de Dios al punto que envió un ángel para guiarle.
“Entonces me dijo: Daniel, no temas…. Fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” (Daniel 10:12).
Piénsalo:
¿Cuándo fue la última vez que pusiste por obra lo que Dios te habló en tu oración, o al leer su palabra o al escuchar la enseñanza en la iglesia?
¿Te cuesta aceptar la enseñanza cuando va en contra de tus pensamientos o de tus costumbres?