ANIMA CON TUS RECURSOS A LA FAMILIA DE DIOS.
¿Quién pagó por la reparación del techo?
¿Quién compró los bocadillos y el café para los invitados en la Casa de Paz dónde está predicando Jesús?
Tú puedes dar sin amar, pero no puedes amar sin dar.
Le puedes dar a Dios, pero también le puedes dar a quienes Dios ama: a las personas.
Cuando le das a Dios le estás diciendo: Señor te pongo en primer lugar en mi vida. Cuando inviertes en otras personas estás diciendo: amo a tu familia Señor
Esta historia está llena de generosidad, alguien dio la casa para que hubiera una reunión, otro dio el café y el refrigerio, algún otro ayudó a cuidar los niños y otra pagó la reparación del techo.
Tú amas aquello en lo que inviertes. Cuando le das tu dinero a Dios te acercas más a Él. Cuando les das tu dinero a otros te acercas más a esas personas.
Cuando tu abres tu Casa de Paz y compras el refrigerio para tu grupo, cuando le cuidas los niños a una persona para que pueda asistir a un retiro, cuando alguien está desanimado y lo invitas a comer y tú pagas la cuenta, cuando ayudas a comprar las medicinas de un hermano enfermo o la despensa de alguien que no tenía alimentos, etc. Estás amando a la familia de Dios.
Tú puedes darle tus diezmos a Dios cuando asistes a tu iglesia y eso te abre las ventanas de los cielos, pero también puedes dar a otros como un acto de amor y eso es invertir en el Reino de los Cielos.
Piénsalo:
¿Cómo inviertes en el tesoro del cielo?
¿Cómo puedes el día de hoy demostrar ánimo a la familia de Dios?