¿La persona o la ofrenda?

¿LA PERSONA O LA OFRENDA?

 

“Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda…” (Génesis 4:3-5NVI).

Todos hemos oído hablar de la historia de Caín y Abel, los cuales trajeron ofrenda a Dios, una fue una ofrenda desagradable y la otra agradable. Lo más seguro  es que cuando leemos esos pasajes nos concentramos en  la palabra “ofrenda” y  puede que esté pensando que este capítulo se trata de ello, pero déjeme mostrarle otro punto de vista.

La gente muchas veces piensa que el Padre celestial está interesado en nuestro dinero, y aunque esto es parcialmente cierto, su objetivo no es la plata, sino lo que el dinero dice acerca de la persona y su corazón.

Dios vio primero a Abel y después su sacrificio, primero Caín y luego su regalo. ¿Por qué se agradó de uno y no del otro? Miró primero la persona y luego su dádiva, no el obsequio  y luego la persona.

En el caso de Abel su corazón fue encontrado íntegro, y su voto fue recibido con agrado. Fue un corazón con la actitud correcta, no trajo sólo “una ofrenda” como en el caso de Caín, sino que con alegría preparó lo mejor que tenía y lo presentó al Señor.

No se trata de la suma sino de la verdad, no se trata de igual cantidad, sino igual sacrificio, es posible que alguien traiga una ofrenda relativamente más grande y que no sea recibida con el mismo agrado.

La próxima vez que le demos a Dios algo recuerda que Él está más interesado en la persona que en lo que se le da, que primero mira su actitud y luego su dádiva.

En la siguiente oportunidad que traigas tu donación de  diezmos, servicio, tiempo, canto, oración, o fuerzas, asegúrate que haces:
Lo mejor.
Con la actitud correcta.
Voluntariamente.
Espontáneamente.
Con alegría de corazón.

Entonces Dios te mirará “a tí” y a tu ofrenda con agrado.

Piénsalo:

¿Has estado ofreciendo a Dios lo mejor de ti?

Pregúntale a Dios en oración si hay alguna área de tu vida que Él quiere que le entregues.  ¿Qué te respondió?