LA HUMILLACION QUE HACE BIEN
Alguien me hizo esta pregunta recientemente: ¿Qué efecto han tenido en usted los fracasos en su vida?
Lo primero que se me vino a la mente fue: “bueno me es haber sido humillado…” (Salmo 119:71 RV).
Si manejas los fracasos de manera correcta verás que estos tienen algunos beneficios.
1. Nos hacen más humanos.
Somos más compasivos porque comprendemos más fácilmente el sufrimiento de otras personas. El corazón de piedra es cambiado en un corazón tierno.
2. Abandonamos el perfeccionismo.
Al fracasar nos damos cuenta que no somos perfectos, ni somos tan buenos como pensábamos y dejamos de demandar tanta perfección en otras personas. Somos más pacientes con nuestra esposa, nuestros hijos, compañeros de trabajo o escuela o nuestros discípulos en la iglesia.
3. Me mantienen con los pies sobre la tierra.
Los éxitos continuos sin humildad pueden separarnos de los seres humanos y de Dios haciéndonos sentir un super hombre o la última coca cola en el desierto.
Los fracasos nos ayudan a recordar que somos frágiles, que Dios es Dios y nosotros sólo somos hombres que dependemos de Él.
4. Me enfocan en la Palabra de Dios.
Me hacen valorar lo que el Señor dice.
Me ayudan a entender la Biblia. Este libro ya no es aburrido, le encuentro sentido y aplicaciones prácticas.
Me hacen buscar la voluntad de Dios en su palabra. La Biblia dice:
Piénsalo:
¿Qué efecto han tenido en ti los fracasos en su vida?
¿Has sido humillado alguna vez? ¿Cómo te sentiste en esa experiencia?
¿Cómo le puedes sacar provecho a la humillación?.