LAS LÁGRIMAS SON PARTE DEL PROCESO
Después de pasar algún tiempo de dolor en la vida, muchas veces es necesario llorar en privado y luego retomar la compostura para seguir enfrentando las tareas cotidianas.
Las lágrimas son parte del proceso de sanidad.
José lloró después de escuchar a sus hermanos arrepentirse por lo que le habían hecho años atrás, lo cual, por cierto, fue necesario para su crecimiento y madurez espiritual (Mateo 18:7).
Los golpes de la vida te ayudarán a madurar espiritualmente y en carácter. Dios permite que vengan los tropiezos para que seas refinado como la plata y probado como el oro (Zacarías 13.9).
El Señor usa lo que el diablo quiso usar para mal, para usarlo para tu bien y propio beneficio (Romanos 8:28).
Finalmente, eres aprobado delante del Padre, cuando decides perdonar, porque esa acción refleja la imagen de Jesús en ti.
Existen dos tipos de personas en esta tierra, la persona que en realidad fue ofendida injustamente y la persona que piensa que fue ofendida injustamente. No importa cual persona seas, siempre debes perdonar. Si eres la persona que piensa que se le trata injustamente y se ofende fácilmente, entonces hay un área que debes rendirle a Dios.
A veces necesitarás apartarte de las personas e ir y conversar con el Padre Celestial en oración acerca de tu dolor para luego salir una vez más a la vida pública, poder ayudar a otras personas y seguir adelante en tu propósito.
Piénsalo:
¿Cómo lideras con los dolores de la vida?
¿De qué perspectiva recibes o aprendes de los golpes de la vida?
¿Hay algo que te ha estado doliendo últimamente? ¿Cómo puedes recuperar tu compostura?
