LO QUE NO MULTIPLIQUES, LO PERDERÁS
Hay tres tipos de personas. Primero, los líderes que hacen que las cosas sucedan. Segundo, los pasivos que sólo ven lo que está pasando. Tercero, los despistados que ni siquiera saben lo que está pasando. Sin embargo, también hay otras dos clases de individuos: los que pierden lo poco que tienen y los que tienen mucho y cada vez tienen más.
Un día tendremos que rendir cuentas de lo que hicimos con los recursos que Dios nos confió. Los dones y habilidades que tenemos son para usarlos y hacer algo bueno mientras pasamos por esta tierra.
Yo no creo en la buena suerte, pero sé qué hay recompensas del Señor para los que son fieles, leales, comprometidos y trabajadores arduos que viven con propósito en esta vida.
»“¡Bien hecho! —exclamó el rey—. Eres un buen siervo. Has sido fiel con lo poco que te confié, así que como recompensa serás gobernador de diez ciudades”. Lucas 19:16-17 NTV
Pero el tercer siervo trajo solo la suma original y dijo: “Amo, escondí su dinero para protegerlo. Tenía miedo…”.
» “¡Siervo perverso! —dijo el rey a gritos—.» Luego, … el rey ordenó: “Quiten el dinero de este siervo y dénselo al que tiene cinco kilos”. Lucas 19:20-24 NTV
Los miedosos que no se atreven a hacer nada con lo poco que tienen terminan perdiéndolo todo. Esto no es “mala suerte” simplemente es mala administración e indiferencia. Unas de las consecuencias de no ser un buen administrador es que alguien más recibe la bendición que te tocaba a ti.
Piénsalo:
¿Cómo estás usando tus dones, habilidades y talentos?
¿Usas un presupuesto para administrar bien tu dinero?
¿Estás ayudando a otros o vives sólo para ti?