NO TE ROBES NI TE ENGAÑES
Robar habla de engañar o de estafar a alguien. Podemos robar a otros (Levítico 19:11), podemos robar a Dios (Malaquías 3:8-9) o podemos robarnos a nosotros mismos (Gálatas 6:7). En esta ocasión quiero hacer énfasis en algunas formas en que tú te puedes robar, engañar y estafar a ti mismo.
1. Te puedes robar vida a ti mismo
El tiempo es vida. Cuando desperdiciamos el tiempo, es vida que ya no podemos recuperar. ¿Cuánto tiempo inviertes en mirar cosas sin valor en las redes sociales o la televisión? ¿Cómo sería tu vida si ese mismo tiempo lo invirtieras para aprender inglés o para graduarte de una carrera en el colegio?
2. Te puedes robar dinero a ti mismo
Te estafas a ti mismo cuando no tienes orden en tu vida financiera. Te robas cuando tienes deudas, no tienes un fondo de emergencia, no usas un presupuesto escrito y no inviertes para tu retiro.
Cuando no tienes un presupuesto escrito, no sabes ni en qué se te va el dinero; vives endeudado y no puedes ahorrar. Te es difícil practicar el principio del 10 10 80. Gastas el diez de Dios y el diez de tu retiro. Te robas a ti mismo, porque no te pagas a ti mismo.
3. Te puedes robar tu propósito
No pases por esta vida sin haber descubierto cuál es el propósito de Dios para ti. Usa tus dones para añadir valor a otras personas. Descubre cómo puedes servir a la gente a través de un ministerio en tu iglesia.
4. Te puedes robar salud a ti mismo.
Cuando comes comida chatarra, no descansas apropiadamente y no haces ejercicio, estás dañando tu salud y poco a poco recortando tu vida.
Estás arruinando tu salud emocional, cuando vives con resentimiento y te empeñas en recordar el dolor de las ofensas que has recibido. Perdona diariamente y no te robes a ti mismo ni a otros en tu hogar el gozo y la alegría de vivir en paz.
Piénsalo:
¿En cuales áreas te has robado a ti mismo?
¿Cómo puedes sacarle provecho a tu vida para bien?