LA “GRANDEZA” DEL HUMANO EQUIVALE A LOS GUSANOS
El rey Herodes murió carcomido por gusanos a causa de su ego que estaba fuera de control. Su orgullo lo llevó a querer robarle la gloria a Dios, haciéndole pensar que él merecía ser aplaudido y venerado como que si fuera un dios.
Hay personas que ponen toda su confianza en sus posesiones, o en el poder adquirido por la fama o el dinero. Se olvidan de que son meramente humanos que dependen de Dios, y que claramente no son Dios.
La fama, el poder o las riquezas sin el temor al Señor llevan a las personas a la destrucción. Muchos matrimonios se han destrozado porque el esposo logró mucho dinero, perdió el temor a Dios en su corazón y decidió que eso le daba el derecho de ser un adúltero y jugar con varias mujeres.
Esta actitud tarde que temprano trae muerte y destrucción. La Biblia dice:
Es poco probable que tú hayas visto a una persona morir llena de gusanos, pero es muy posible que hayas visto morir a un matrimonio, o la carrera de un deportista famoso, de un político, de un artista, o de un líder en la iglesia, todo por la falta del temor a Dios.
Limpiemos nuestro corazón del orgullo, dependamos del Señor, y jamás pongamos nuestra confianza en algo que se nos puede quitar. Tengamos una reverencia a Dios y pongamos nuestra confianza en Él, porque Él nunca nos será quitado.
Piénsalo:
¿A quién le has estado dando la gloria últimamente? ¿Qué o quién es primero en tu vida?
¿Dónde está tu confianza?