USA EL MISMO CRITERIO
Qué fácil es para nosotros los humanos mirar los defectos en nuestro supervisor, en nuestros compañeros de escuela, en nuestra esposa o aún en los amigos en la iglesia. La tendencia natural es juzgar a otros y sentirnos que somos mejores.
Uno de los problemas con esto es que será muy difícil desarrollar amistades a largo plazo, amigos para toda la vida o matrimonios duraderos. A nadie le gusta estar junto a otra persona que siempre le está juzgando y criticando por sus debilidades o defectos. Tú tampoco quieres amigos que todo el tiempo te estén desmoralizando porque insisten en hacerte ver tus debilidades.
Aquí Jesucristo nos da algunas pautas para mantener nuestras relaciones sanas:
1. No juzgues a los demás y no serás juzgado. Mateo 7:1 NTV
Recuerda que todo lo que siembras, eso también cosecharás. Si eres tolerante con otros, serán tolerantes contigo. Si críticas a tu hermano en la iglesia, otros te criticarán a ti. Si sonríes con cortesía, otros te sonreirán también. Así que ten cuidado con tus pensamientos, porque eso determinará como los demás pensarán de ti.
2. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes (Mateo 7:2).
No exijas a otros que hagan lo que tú no haces. Si tú les pides a tus trabajadores o a tus hijos que lleguen a tiempo, debes llegar a tiempo tú también. Si tú les dices a tus hijos que no se griten irrespetuosamente en la casa, deberás poner el ejemplo tú primero no gritando a otros en casa.
3. Recuerda que serás tratado de la misma forma en que trates a los demás. (Mateo 7:2).
Si tú insistes en ser tosco e intolerante con tu esposa o con tus hijos, ellos al igual se cansarán un día de tí y te tratarán ásperamente y serán impacientes contigo.
En este día, te animo a que decidas usar el mismo criterio de Jesucristo. A pesar de los defectos en el ser humano, Jesús siempre vio a las personas con amor y compasión. Tu y yo también tenemos la mente de Cristo y podemos pensar de la misma forma que Él pensó acerca de los demás a pesar de las circunstancias.
Piénsalo:
¿Qué crees que necesitas modificar en tu casa o en el trabajo, con tus palabras, y tus modales?
¿Qué puedes hacer para sonreír más y usar más la cortesía?