YA NO TE CASTIGUES
La culpabilidad es el producto de la abundancia de pecado en el mundo. Muchas personas todavía se sienten culpables por algunos pecados en su pasado. No se han perdonado a sí mismos, por lo tanto, tampoco han creído la obra de Jesús en la cruz del Calvario. En la vida es difícil perdonar a otros, pero a veces es más difícil perdonarte a ti mismo. Las fallas del pasado o del presente pueden acarrear culpabilidad en tu vida, pero no puedes permitir que esos errores arruinen tu presente y futuro.
Una persona que se siente culpable se castiga a sí mismo, haciéndose pensar que se merece sufrir lo que está pasando en la actualidad. Se siente indigno e inferior, así que comienza a desarrollar una falsa humildad. Otros desarrollan comportamientos compulsivos como las drogas, el alcohol, las aventuras sexuales, el materialismo, exceso de trabajo, comida o compras. Todo esto es una manifestación de la ausencia del amor de Dios.
La culpa llega a atormentarte constantemente, recordándote de tus faltas y haciéndote caer en depresión. Puede que te robe el gozo en la vida a fin de alejarte de la presencia de Dios. Sin embargo, la solución a la culpabilidad es el perdón. Recuerda que Dios recordará tus virtudes, no la vergüenza de tu pasado.
Cuando el Señor te perdona, ya no volverá a pensar en este incidente, ni lo usará en tu contra. Él no hablará de este incidente con otros, ni permitirá que esto interfiera o estorbe en tu relación con Él. Su sacrificio en la cruz ha cubierto y perdonado todos los pecados de tu pasado, presente y futuro. ¡Eres libre para siempre!
Piénsalo:
¿Cuáles errores de tu pasado necesitas perdonar?
¿Cómo puedes soltar la culpabilidad?