EL PODER DE LA RESURECCIÓN DE CRISTO
Cuando Jesús estaba muriendo en la cruz del Calvario muchas personas no entendían el poder que había en su sacrificio, estaban lejos de comprender el regalo que Dios estaba dando a la humanidad. Hoy día todavía hay muchos que no comprenden el poder de la cruz y la resurrección, por eso no pueden tomar los beneficios de ella misma.
Toda enfermedad y dolencia ha quedado cancelada en la espalda de Jesucristo cuando fue latigado. Él literalmente pagó el precio más alto por nuestras enfermedades, si creemos en Jesús no hay razón por la cual estar enfermos.
Después que Jesús murió, uno de los soldados romanos enterró una lanza en su costado derecho, del cual salió agua y sangre. Todo el castigo que como pecadores merecíamos, recayó sobre Jesús, quien no había cometido ningún pecado.
La Biblia nos confirma que Jesús no pereció, sino que resucitó en el tercer día. Y no sólo eso, también le arrebató las llaves del infierno a Satanás y de esa forma venció la muerte para que nosotros tuviéramos vida eterna con Él en los cielos.
(1 Corintios 15:55 NTV).
El reconocer el sacrificio que Jesús hizo por nosotros es lo que nos califica para ser salvos, no existe otra forma de alcanzar la salvación más que a través de la cruz. Por lo tanto, ¡jamás nos avergoncemos de Él, porque, aunque para el mundo la resurrección sea una ridiculez, para nosotros es poder!
Piénsalo:
¿Qué milagro necesitas de parte de Dios? Pídeselo, hay poder en la cruz.
¿De qué necesitas ser libre? En Jesús hay plena libertad del pasado, de toda vergüenza, y enfermedad.