TU PARTE NO ES MI PARTE
La parte que juega tu pastor o tu mentor espiritual es muy importante, pero también lo es la tuya.
En primer lugar, yo como tu pastor oraré por ti constantemente.
Te recordaré en mis oraciones; intercederé por aquellas necesidades de tu familia, de tu salud, y de tus finanzas que hayas compartido conmigo. Pondré manos sobre ti cuando pases al altar en la iglesia y oraré por ti con mucho gusto.
En segundo lugar, yo como tu pastor te enseñaré la Palabra de Dios constantemente. Nuestra guía infalible de fe y conducta siempre será la Biblia.
La Palabra dice que el profeta Samuel le dijo a la gente que oraría y les enseñaría, pero que ellos tendrían que aplicar lo aprendido para tener éxito. La responsabilidad de Samuel era enseñarles, y la responsabilidad de la gente era vivir alineados a lo aprendido.
En tercer lugar, tú eres responsable de lo que haces con lo que tú pastor te enseña. Tú vendrás a la iglesia o a la Casa de Paz y recibirás enseñanzas prácticas de la Biblia que te darán dirección en la vida y te ayudarán a tomar buenas decisiones.
Por lo tanto, yo no puedo hacer decisiones por ti, no puedo levantarme a buscar empleo por ti, no puedo ir a la universidad y graduar por ti, no puedo perdonar y dejar la amargura por ti, yo no puedo comer más saludable por ti, ni hacerte que practiques el principio del 10-10-80 en tus finanzas para que tengas éxito financiero. Sin embargo, estoy para instruirte e inspirarte a que hagas tu parte.
Piénsalo:
¿Qué parte de la Biblia has aprendido, pero no la estás practicando?
¿En qué necesitas comenzar a actuar y no sólo pedir oración?