¿Recuerdas las pruebas (exámenes) de la escuela? El objetivo no era evitarlas sino pasarlas con buenas calificaciones. Los altos grados demostraban tus altos conocimientos y preparación para la vida. Asimismo, debemos pasar o superar las pruebas de la vida. El objetivo no es que no tengamos ningún sufrimiento o reto, sino que lo superemos con madurez sin perder nuestra paz.
El ser cristiano no garantiza que no enfrentarás situaciones difíciles, pero si garantiza que las pasarás, es decir, que las superarás. No te quedarás atorado, sino que pasarás.
1. Todos enfrentaremos pruebas.
Estas pruebas refinan la calidad de persona que somos, refinan el oro en nosotros. Nos dan la oportunidad de ver a Dios obrando a nuestro favor.
2. La persona que no toma en cuenta a Dios.
Esta persona no tiene garantizado pasar las pruebas y ascender de grado. Está destinada a ir de fracaso en fracaso. Son personas que deciden amargarse en lugar de mejorarse. Pierden su gozo y maldicen la vida.
3. La persona que pone a Dios primero en su vida.
Esta persona tiene una garantía escrita. La gran promesa de Dios no es que pasaremos cada examen con altas calificaciones, sino que cuando tengas pruebas, las pasarás, no las reprobarás. Pasarás, no te quedarás atorado.
Así que no se turbe tu corazón durante las pruebas de la vida. Pues Dios jamás te dejará ni te desamparará, Él ha prometido estar a tu lado y te ha dado el regalo de la paz que sobrepasa todo entendimiento para que no te angusties en momentos de pruebas, sino que descanses en Él.
Recuerda, sólo estás pasando por la prueba, no te quedarás en ella. Sigue adelante con Dios a tu lado.
Piénsalo:
¿Cuál prueba estás pasando en este momento?
¿Te sientes angustiado(a) y sin fuerza? ¿Cómo puedes recuperar tu paz y fortaleza para seguir adelante?