Le pasó a Jeremías y quizás te puede pasar a ti

LE PASÓ A JEREMÍAS Y QUIZÁS TE PUEDE PASAR A TI


“Ahora bien, Pasur, hijo de Imer, el sacerdote encargado del templo del Señor, oyó lo que Jeremías profetizaba.  Así que arrestó al profeta Jeremías, ordenó que lo azotaran y que lo pusieran en el cepo junto a la puerta de Benjamín, en el templo del Señor” (Jeremías 20:1-2 NTV).

No sé si algo similar te ha pasado. Estás tratando de hacer el bien y no falta quien critique. Estás tratando de enriquecer la ciudad, de añadirle valor a tu escuela, a tu iglesia. Sin embargo, a alguien no le parece lo que estás haciendo y te hacen la vida imposible.

En un momento de coraje y desesperación Jeremías dijo, “Mira, el Señor no ha llamado tu nombre Pasur, sino que de hoy en adelante te vas a llamar Terror por Todas Partes”, le dijo, “Eres un terror para los creyentes. Eres un terror para mi vida. Oye, estaba tratando de profetizar, de predicar, de hacer el bien y tu me metiste en la cárcel”. A veces a los creyentes en el tiempo moderno les puede suceder algo similar. Estás tratando de hacer lo mejor que puedes para anunciar las Buenas Nuevas, pero a alguien en tu familia no le parece y te sientes como que si estuvieras bajo un ataque terrorista.

¿Por qué predicamos el evangelio?

1. Porque es un mandato.

“Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia!” (1 Corintios 9:16 NTV).

Somos llamados a predicar la Palabra, no es una opción, sino un mandato. Si nosotros paramos de predicar entonces paramos la expansión del Reino de los Cielos. ¿Por qué hacemos bautismos masivos? Porque la Biblia dice que vayamos y hagamos discípulos (Mateo 19 y 20). Dice que hagamos discípulos en todas las naciones y que los bauticemos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28).

2. Porque hay necesidad.
Hace unos meses, un joven de 22 años tuvo una discusión con su hermano menor, le disparó y lo mató. Estamos llegando a una etapa donde necesitamos predicar porque la gente está perdiendo la cordura. La gente ya no tiene paz. La maldad y la muerte ha transformado los corazones y las mentes. Hay odio, hay sentimientos de venganza, temores, resentimientos y amargura.

¿Por qué necesitamos predicar? Porque es un mandato y porque hay necesidad. Por tanto, Águilas CFC, no podemos ni nos vamos a quedar quietos, aunque seamos perseguidos, porque para esto nacimos.

“Ahora bien, Pasur, hijo de Imer, el sacerdote encargado del templo del Señor, oyó lo que Jeremías profetizaba. Así que arrestó al profeta Jeremías, ordenó que lo azotaran y que lo pusieran en el cepo junto a la puerta de Benjamín, en el templo del Señor” (Jeremías 20:1-2 NTV).

Piénsalo:

¿Qué estás haciendo en la actualidad para predicar la Palabra de Dios? ¿Qué tipo de ejemplo le estas dando a los que te rodean?
¿Estás predicando con tu ejemplo?