Que tus ojos estén abiertos

QUE TUS OJOS ESTÉN ABIERTOS

“Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar” (2 Crónicas 6:20 RV60).

Mi oración es que la mirada de Dios siempre esté sobre mí para que Él me diga claramente cuál es Su perfecta voluntad para mi vida porque esto resulta en el beneficio de las personas.

Oro…

1. Que tus ojos estén abiertos en mi casa.
Señor, mantén abiertos tus ojos en mi hogar y en la iglesia, para que veas lo que estoy haciendo cada día y me dirijas aprobando lo que estoy haciendo bien y diciéndome lo que debo ajustar.

¿Qué cosas apruebas y cuáles no? ¿Qué actividad debo parar de hacer porque es pérdida de tiempo, qué debo continuar haciendo, y qué proyecto nuevo debo comenzar?

Señor, mantén tus ojos abiertos porque el bienestar de muchas personas depende de las decisiones que tomo y las enseñanzas que doy. Necesito Tú dirección.

2. Que tu nombre esté en mi casa.
Señor oro que en mi casa tu nombre sea honrado, que tu nombre sea exaltado a través de nuestras acciones y actitudes, que tu nombre siempre esté en nuestros labios para que mi familia y descendientes lleguen a conocer tu nombre por los siglos de los siglos y dejemos un legado de excelencia.

3. Que oigas las oraciones que hago en mi casa.
Cada mañana que me levanto te pido que escuches mi clamor y mis oraciones diarias. Que inclines tu oído a mi y que cumplas tus promesas en mi casa, mi familia y mis generaciones que están por venir.

Finalmente, oro que me lleves por el camino correcto, que me acompañes donde sea que yo vaya y que me muestres tu gloria. Porque donde estoy Tú me trajiste, quien soy Tú me hiciste, y a donde voy Tú me llevas. Estoy muy agradecido contigo Señor. Eres bueno, amén.

“Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar” (2 Crónicas 6:20 RV60).

Piénsalo:
¿Qué le estas orando a Dios cada mañana?
¿Qué actividad debes dejar de hacer, que quizás es una pérdida de tiempo para ti?