Sirviendo a Dios

SIRVIENDO A DIOS


“Pero serán súbditos de Sisac, para que conozcan la diferencia entre servirme a mí y servir a los gobernantes terrenales” (2 Crónicas 12:8 NTV).

Yo recuerdo cuando hace muchos años llegué a Estados Unidos con la intención de trabajar duro y hacerme rico. Trabajaba compulsivamente sirviendo al dios del materialismo y de mis propios deseos, los cuales eran comunes al resto de mis amistades. Alcancé algunos logros, pero había un problema: no había satisfacción en mi vida, no tenía un sentido de propósito claro, y además iba en dirección a meterme en muchos problemas.

Simplemente estaba cayendo en la esclavitud de un mundo materialista, me estaba convirtiendo en un sirviente de una sociedad corrupta.

“Pero serán súbditos de Sisac, para que conozcan la diferencia entre servirme a mí y servir a los gobernantes terrenales” (2 Crónicas 12:8 NTV).

Sin embargo, un día todo cambió al yo decidir servir a Dios.
Nunca nos quejemos de servir a Dios. Hoy por hoy yo puedo decir que es un privilegio servir a Dios a través de servir a Su gente. Sigo trabajando duro, pero ahora sé las diferencias entre trabajar duro para el mundo y trabajar duro para Dios, y definitivamente prefiero un millón de veces servir a Dios que servir a mis propios deseos, al materialismo o a los caprichos egoístas de otra gente.

Mi vida sirviendo a Cristo ha sido satisfactoria, llena de propósito, de paz, de amistades sinceras, de recompensas, y de salud espiritual, familiar, social y financiera.

“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor” (Colosenses 3:23-24 NVI).

Piénsalo:

Evalúa tu vida, ¿A quién estás sirviendo en realidad?
¿Tienes satisfacción en tu vida?