No están muertos, están dormidos

NO ESTÁN MUERTOS, ESTÁN DORMIDOS

“Cuando (Jesús) llegó a la casa del jefe de la sinagoga (Jairo), vio mucho alboroto, y gente que lloraba y lamentaba. Al entrar, les dijo: “¿A qué viene tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, sino dormida”. La gente se burlaba de Él, pero Él ordenó que todos salieran. Tomó luego al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró a donde estaba la niña. Jesús la tomó de la mano, y le dijo: “¡Talita cumi!”, es decir, “A ti, niña, te digo: ¡levántate!” (Marcos 5:38-41 RVC)

Es fácil dejar morir un sueño, pero hacer lo posible para que permanezca vivo, en espera de su cumplimiento, es algo que requiere de fe.

La niña del pasaje representaba el sueño de su padre, un sueño que no dejó morir, al contrario, cuando supo que el Señor Jesús estaba cerca, no dudó en ir a su encuentro y rogarle que viniera a su casa para salvar a su hija.

Cuando le dieron la noticia de que ya no tenía caso que Jesús viniera, pues su hija ya estaba muerta, Jairo no desmayó, no perdió la fe, sino que continuó su camino al lado del Señor hasta llegar a su casa y la vio caminar de nuevo.

Hay sueños que has tenido y que has dejado que murieran, pero Dios no quería que murieran, para Dios estaban dormidos, no muertos.

Dice el pasaje que cuando el Señor Jesús le dijo a las personas que la niña dormía, se rieron de él, aun así entró a donde estaba ella y le ordenó levantarse.

Si tú has renunciado a tus sueños porque las personas que te rodean los ven demasiado grandes y se burlan de ti, esa ha sido tu decisión, no la de Dios. Tú quisiste ser temeroso y no seguir avanzando y preferiste darlos por muertos, pero hoy te digo que no están muertos, si das lugar a que entre el Señor Jesucristo en esos sueños, en esos deseos de tu corazón y en esas peticiones por las que estabas orando, verás como no están muertos, sólo están dormidos.

“La visión va a tardar todavía algún tiempo, pero su cumplimiento se acerca, y no dejará de cumplirse. Aunque tarde, espera a que llegue, porque vendrá sin falta. No tarda ya”. (Habacuc 2:3 RVC)

Su Palabra dice que Dios no tarda, llega en el momento justo para cumplir todos esos sueños y contestar esas peticiones, tú toma pasos de fe y sigue creyendo y sigue esperando en el Señor.

Así como Jairo no desmayó, sino que siguió caminando al lado de Jesús rumbo a su casa, tú también piensa que no importa cómo se vean las cosas en tu casa, si Jesucristo va contigo, tu familia, tu matrimonio, tus sueños, todo va a estar bien.

PIÉNSALO:

¿Cuál es el sueño que has tenido y que parece estar muriendo?
¿Estás por dejarlo morir o piensas pedir a Dios y esperar a que llegue su cumplimiento?