UNA VISIÓN MÁS GRANDE QUE YO
Cuando tenemos una visión más grande que nuestro yo, entonces no tenemos tiempo para tener fiestas de lástima propia. Mucha gente se desanima en la vida porque sienten que sus vidas no tienen sentido. Muchas personas se dejan distraer por sus sentimientos porque no tienen una visión que es más grande que lo que están sintiendo.
¡Yo sí tengo una visión más grande que mi yo! Por lo tanto, no me dejo distraer por lo que a veces me está pasando a mí a causa de las adversidades de la vida, porque para mí es más importante lo que le pasó a Jesús en la cruz del Calvario y el milagro que eso produjo para toda la humanidad.
Estoy comprometido a la visión que Dios nos ha dado y como es una visión tan grande ésta llena mis pensamientos, llena mi agenda, no tengo agenda personal, y llena mi vida. ¡No tengo tiempo para quejarme, ni para tirar la toalla, porque sé que todo lo que me pasa en esta tierra es temporal, más la visión de Dios es eterna y produce en mí una satisfacción eterna!
Mi vida no solamente se trata de disfrutar mi matrimonio, aunque eso también es parte, pues antes de estar bien en el ministerio necesito estar bien en mi casa. Yo no estuviera predicando si no estuviera bien en mi casa.
Para ir al grano: si es la voluntad de Dios que seamos felices y que nos sintamos realizados por alcanzar nuestras metas personales, pero debemos entender que fuimos cableados para ser parte de algo mucho más grande.
El mundo no solamente gira alrededor nuestro, somos personas que jamás encontraremos la satisfacción verdadera si no conocemos cual es nuestro propósito y vivimos para una visión que es más grandes que nosotros mismos. Para Dinora y para mí la visión que es más grande que nosotros mismos, es la voluntad de Dios en este mundo. Por eso vivimos para Cristo y cuando muramos sabemos que será una ganancia porque estaremos en Su presencia para siempre.
Piénsalo:
¿Qué te motiva a levantarte cada mañana?
¿Cuál es la visión por la que tú vives?