DESARROLLA EL FRUTO DEL ESPÍRITU
La mejor manera de llevarnos bien con los demás es desarrollando el fruto que viene de parte de Dios:
Amor: nos permite aceptar los errores de otros, y soportar las diferencias, nos ayuda a perdonar, nos permite seguir creyendo en los demás aunque nos fallen, el amor cubre las faltas del esposo (a), los hijos, los amigos, los compañeros, los hermanos en Cristo.
Paciencia: Dios quiere que seamos pacientes con los demás. Pacientes con el esposo (a), hijo que parece que no cambia. Paciencia con el jefe, con los compañeros, familiares o amigos que te dan un maltrato. Paciencia con las imperfecciones de otros, con las diferencias y con sus debilidades.
Bondad: significa rectitud de corazón y de vida, benevolencia, es ser generosos con los demás, es mostrar con hechos a los demás el amor de Dios, ser buenos con todos.
Mansedumbre: es ser gentil, es no ser ásperos, no mostrar mal temperamento, enojo, soportarnos los unos a los otros, es ser corteses para reprender sin rencor, no ser intolerantes, encarar la verdad sin resentimiento, enojarse sin pecar y ser amables.
Vale la pena luchar por tener buenas relaciones con los que nos rodean. Todos buscamos la felicidad y ésta comienza con el amor y la paz dentro de nosotros. Cuando estamos bien con nosotros mismos, cuando le permitimos al Espíritu Santo manifestar su fruto como resultado de una comunión con Él, las relaciones que pensábamos ya no podían ser restauradas o las situaciones irreconciliables, pueden cambiar por medio del poder del Espíritu de Dios que opera en nosotros.
Dale la oportunidad al Espíritu de Dios de llenar tu vida para que el fruto en ti sea amor, paciencia, bondad, mansedumbre, etc.
Piénsalo:
¿Has intentado últimamente aceptar a las demás personas en tus fuerzas y no ha funcionado? ¿Qué consideras que ha hecho falta?
¿Cuál fruto necesitas más para tener buenas relaciones con los que te rodean?