Portales abiertos

PORTALES ABIERTOS

El funcionario que atendía al rey le dijo al hombre de Dios: —¡Eso sería imposible, aunque el Señor abriera las ventanas del cielo!  Pero Eliseo le respondió: —¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!” (2 Reyes 7:2 NTV).

Cuando nos encontramos ante una enfermedad que parece incurable o en el proceso de un divorcio que parece irremediable e incluso en una situación donde los hijos parecen estar perdidos y nada de lo que hemos hecho logra rescatarlos de las calles o de las drogas, nuestro estado de ánimo puede decaer a tal grado que dejamos que el enemigo pisotee nuestra fe.

En medio de la adversidad es cuando el diablo aprovecha para convencernos con sus mentiras y tal como dice el versículo, pensamos que ni Dios puede arreglar la situación en la que nos encontramos.

“… ¡Eso sería imposible, aunque el Señor abriera las ventanas del cielo!” (2 Reyes 7:2 NTV). Eso exclamó el funcionario del rey y su falta de fe llevó por consecuencia que no tuviera acceso a la bendición.

De igual forma nosotros mismos nos cerramos las ventanas de los cielos cuando la negatividad nos impide creer en lo sobrenatural de Dios para curar esa enfermedad, restaurar ese matrimonio o salvar a esos hijos.

Peor aún, vemos cómo otros sí reciben la bendición y nos preguntamos por qué nosotros no. Aquí está la respuesta: “… ¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!” (2 Reyes 7:2 NTV).

Tenemos que estar convencidos de que la Palabra de Dios es certera y nos dice en Jeremías 29:11, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (NTV).

Cuando se te abren las ventanas de los cielos tienes acceso a lo que hay para ti en el cielo y ahí no hay enfermedad, ahí no hay peleas y los hijos son salvos.

No le creas al diablo, créele a Dios y no solamente verás los portales abiertos, también tendrás acceso a las bendiciones.

Recuerda que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios.

Hazte a un lado y deja que Dios sea Dios. Si quieres seguir teniendo el control de tu vida y hacer las cosas como tú quieres no vas a poder ver los portales abiertos.

Hoy ríndete a Dios, perdona, suelta la amargura, el resentimiento, los vicios, la idolatría y podrás tener acceso a la gloria de Dios.

El funcionario que atendía al rey le dijo al hombre de Dios: —¡Eso sería imposible, aunque el Señor abriera las ventanas del cielo!  Pero Eliseo le respondió: —¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!” (2 Reyes 7:2 NTV).

 

Piénsalo:

¿En qué situación has dejado de confiar en Dios?

¿Qué bendición estas esperando y por qué crees que no ha llegado?