¿Por qué me enviaste?

¿POR QUÉ ME ENVIASTE?

Entonces Moisés fue ante el Señor y protestó: —Señor, ¿Por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste? Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡Y tú no has hecho nada para rescatarlos! (Éxodo 5:22-23 NTV)

A veces parece que el hecho de obedecer a Dios nos trae muchos problemas. A veces nos preguntamos si queremos seguir sirviendo a Dios.

Moisés le preguntó a Dios: “¿Por qué me dijiste que ayudara a mi pueblo? Lo único que he causado es que el faraón los maltrate y ahora todos tenemos más problemas”.

Pero lo que Dios estaba formando era una salida sobrenatural, una libertad total, un triunfo aplastante, demostrando que Él estaba con su pueblo.

A veces nos encontramos en problemas por obedecer a Dios, pero no debemos desanimarnos.

Pablo y Silas no se desanimaron cuando fueron puestos en la cárcel injustamente.

Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban (Hechos 16:25 NTV)

Tú y yo tampoco debemos desmayar en medio de las dificultades presentes.

Seguramente, Dios está trabajando en el asunto para mostrar de una manera sobrenatural, que fue Él quien nos sacó adelante y nos dio la victoria. No te desesperes. Indudablemente Dios hará que al final todas las cosas obren para bien nuestro. (Romanos 8:28)

Entonces Moisés fue ante el Señor y protestó:
—Señor, ¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste? Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos! (Éxodo 5:22-23 NTV)

Piénsalo:

¿Qué situaciones has enfrentado por obedecer a Dios?
¿Qué consecuencias has tenido por desobedecer a Dios?
¿Qué beneficios has obtenido por obedecer a Dios?