ASÍ MUEREN LOS RESENTIDOS
Ahitófel se ofendió porque no le hicieron caso a sus opiniones y consejos.
No seamos tan sensibles, ni nos ofendamos cuando nuestra opinión o forma de pensar es rechazada o no es valorada. No debemos ser caprichosos queriendo que se haga siempre lo que decimos o queremos, o que se hagan las cosas a nuestra manera. No todos van a estar siempre de acuerdo con nosotros, pero no por eso vayamos a tirar la toalla, ni ofendernos porque entonces los que perdemos somos nosotros.
Seamos maduros, porque al final los resentidos terminan ahorcando las amistades, la paz en el hogar y los sueños de Dios para su vida.
Piénsalo:
¿Estás resentido hoy porque alguien no te valoró ayer?
¿Has perdido oportunidades o privilegios por resentirte fácilmente cuando no se te toma en cuenta?
¿Has ahorcado con tus actitudes, amistades o la paz en tu hogar?