Site icon Pastor Guillermo Jiménez

Paciencia con los errores de mi juventud

PACIENCIA CON LOS ERRORES DE MI JUVENTUD

No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud.
(Salmos 25:7 NTV)

Recuerdo cuando accidentalmente causé un incendio en mi casa y mi madrastra terminó hospitalizada con gran parte de su cuerpo con graves quemaduras.

Hay escenas de mi juventud que quisiera poder volver a vivir y hacer las cosas diferentes, o al menos quisiera borrar de mi mente. Pero, como no se puede volver atrás, solo podemos decir como el salmista:

No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh, Señor. (Salmos 25:7 NTV)

Hay una diferencia en la madurez que tenemos cuando somos adolescentes y cuando ya tenemos cuarenta o cincuenta años.

Cuando somos jovencitos no tenemos mucha experiencia, ni sabiduría, tenemos poco control de nuestras emociones, no tenemos identidad propia saludable y nos dejamos llevar por la influencia de otros. Eso puede ser bueno o malo, dependiendo con quien andamos.

Aunque, por otro lado, también he visto adultos de cincuenta años que nunca maduraron y siguen actuando como jovencitos, esposos o esposas inmaduros caprichosos que nunca tendrán éxito, pero también he visto jóvenes muy sabios.

No tenemos que esperar a tener 50 años para ser sabios. Podemos crecer y madurar intencionalmente.

Hay cosas que nos pueden ayudar a madurar aun cuando somos jóvenes:

1. La Biblia
2. Buenas asociaciones. Rodearnos de personas correctas.
3. Ser parte de un grupo pequeño de crecimiento donde podamos aprender unos de los otros.
4. Rendir cuentas voluntariamente a un mentor.
5. Una buena iglesia donde me motiven a ser lo que Dios dice que yo soy.

El salmista reconocía que en la juventud somos más propicios a pecar porque somos inmaduros. Por eso decía:

No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. (Salmos 25:7 NTV)

Señor te pido que me tengas paciencia con los pecados y errores que cometí en mi juventud, y dame la oportunidad de corregir el resto de mi vida, dame la sabiduría para no cometer los mismos errores y ser un adulto maduro, sabio, controlado, inteligente, estable, íntegro, exitoso, y que hace tu voluntad.

Piénsalo:

¿Hay cosas que hiciste en tu juventud que quisieras haberlas hecho diferente?
¿Estás siguiendo los consejos de la Palabra de Dios?
¿Te rodeas de personas que te ayuden a crecer? ¿Rindes cuentas de tu vida a un mentor?

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