EL PODER DEL AGRADECIMIENTO (Parte I)
Si hay un pecado que prevalece más hoy en día es la ingratitud. Dios hace tanto por nosotros cada instante de nuestras vidas y sin embargo rara vez le damos gracias o el crédito que se merece por sus bendiciones. Es el deseo de Dios que seamos agradecidos. Hay muchas personas que no expresan gratitud, si alguien hace algo por ellos no lo agradecen, creen que se merecen no sólo eso, sino más y es una forma de expresar orgullo.
La gratitud ocasiona lo siguiente:
1. Trae vida. La lengua puede traer vida o muerte… (Proverbios 18:21 NTV). Lo contrario a la gratitud es la queja, la cual es un principio de muerte que ataca los pensamientos y aflige al espíritu. Medita diariamente en todas las cosas por las que tienes que estar agradecido, dale gracias a Dios y compártelas con las personas que te rodean, mientras lo haces descubrirás que tu corazón se llena de vida.
2. Trae gozo y liberación. Ser agradecidos requiere un sacrificio cuando nos encontramos en situaciones difíciles, como falta de trabajo, enfermedad, problemas en el hogar, etc. Pero el agradecimiento nos libera y en vez de estar quejumbrosos, expresaremos agradecimiento a Dios y a otros.
La gratitud no puede ir de la mano con la queja. Cuando nuestra mente está llena de pensamientos negativos, surge la queja y se abre la puerta a la enfermedad y a la tensión.
Un corazón agradecido es siempre feliz y tiene una mente positiva, un corazón mal agradecido nunca está conforme con nada; un corazón agradecido es humilde, un corazón malagradecido revela una actitud de orgullo; un corazón agradecido siempre dice: “tengo más de lo que merezco”, un corazón malagradecido dice: “yo merezco más de lo que tengo”.
Piénsalo:
¿En tu boca hay más palabras de agradecimiento o de queja?
¿Cuáles son todas las bendiciones que Dios te ha dado por las cuales debes estar agradecido?
¿Hace cuánto no le das gracias a alguna persona por ser de bendición a tu vida?