CONFIANZA O DESCONFIANZA
Recuerdo en algunas pláticas de mi niñez, cuando las personas mencionaban a cierta familia que vivía en la esquina, se le conocía como una familia mala, se decían expresiones como: “mantén tu distancia de ellos, andan en malos pasos, son una familia de matones, no les tengas confianza”.
Esa era la reputación de esta familia, no les tenían confianza. Todas las familias formamos una reputación en donde vivimos. A algunos se les conoce como familias amigables, trabajadoras, estudiosas, o como buenos cristianos o empresarios.
A otras familias se les conoce como ladrones y tramposos, o los perezosos que nos les gusta trabajar.
Unas familias forman una reputación de confianza y otras de desconfianza.
Mi punto el día de hoy es que nosotros estamos formando la buena o mala reputación de nuestras futuras generaciones. Cuando se refieran a nuestros hijos, nietos o bisnietos, se dirá: “ah sí, ellos vienen de la familia tal, Jiménez, o Pérez, Smith, etc.”
¿Se referirán a ellos como descendientes de una familia de buena o mala reputación?
Estos hombres se les conocía que venían de una familia de buena reputación y el gobierno del Rey David los llamó para que cuidaran el templo y los tesoros que había allí (Vr 26)
Vivamos de manera que formemos desde ahora una buena reputación en la familia para que se les abran puertas a nuestros hijos y nietos.
Tú formas la confianza para tus próximas generaciones. ¡Piénsalo!
Piénsalo:
¿Qué dice la gente de ti?
¿Que se dirá de nuestra familia en 20 o 40 años?
¿La reputación de nuestra familia les abrirá o les cerrará las puertas a nuestros hijos?