LA IMPACIENCIA DE LOS IMPACIENTES
¿Qué es la impaciencia? Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar.
Lastimosamente a muchos nos falta esa cualidad espiritual, no somos pacientes. Muchas personas se jactan que a ellos no les gusta que los hagan esperar, se molestan si las cosas no se hacen en el momento que ellos lo quieren o en el tiempo que ellos creen es suficiente para hacer lo que han pedido.
Con trámites, mecánicos, con nuestros hijos, etc. muchas veces perdemos la paciencia y nos molestamos, exigimos y nos portamos imponentes o prepotentes, pero eso no funciona con Dios.
Según la ley, el sacerdote era el que debiera ofrecer sacrificios a Dios. Esta no era la posición de Saúl siendo el rey. El pueblo comenzó a abandonar a Saúl por temor, y el rey actuó en desespero y ofreció lo que no le correspondía. Esto fue el comienzo del fin para Saúl.
En ocasiones nos encontramos en posiciones similares como las de Saúl, nos encontramos en aprietos, las circunstancias que nos rodean nos llevan a tomar una ruta diferente a la que habíamos anticipado y tomamos decisiones erróneas, abrimos puertas que deberían permanecer cerradas y permitimos que la impaciencia dicte nuestro rumbo.
Existen dos clases de tiempo: Cronos y Kairós. Uno es el tiempo del hombre que se mide con reloj y calendario, y el otro es el tiempo de Dios que está definido por Su voluntad, no por un reloj, ni por un calendario. Nosotros los seres humanos no conocemos el tiempo de Dios, el momento oportuno, lo único que tenemos que hacer es ser pacientes, pues la impaciencia nos lleva a cometer locuras.
Piénsalo:
¿Has tomado decisiones equivocadas o actuado mal por la impaciencia?
¿Cómo pudieras desarrollar el fruto del Espíritu Santo de la paciencia?
¿Has hecho las cosas en tus fuerzas en lugar de esperar en Dios?