Manifestaciones del “yo”

MANIFESTACIONES DEL “YO”

Ahora bien, Giezi, el sirviente de Eliseo, hombre de Dios, se dijo a sí mismo: «Mi amo no debería haber dejado ir al arameo sin aceptar ninguno de sus regalos. Tan cierto como que el Señor vive, yo iré tras él y le sacaré algo». (2 Reyes 5:20 NTV)

Hay una parte dentro de nosotros que es oscura y nadie la nota. Traemos como una capa misteriosa que representa el trono de nuestro corazón y esa capa representa nuestro ego, quien no se controla en lo que habla, ofende sin pensar, hace decisiones sin consultar a Dios y cae fácilmente en la tentación.

La Biblia nos enseña de un hombre llamado Giezi, siervo del Profeta Eliseo, quien no era un gran hombre de Dios como lo era su amo y en cierta ocasión dejó salir a relucir su egoísmo y codicia, manifestándose lo siguiente:

1. Desobediencia.
Giezi no fue obediente, no siguió las instrucciones de su amo quien no aceptó el regalo de Naamán, pero en secreto corrió detrás de él. A veces nuestro ego nos lleva a desobedecer a nuestras autoridades y nos hace pecar contra Dios.

2. Buscar los propios intereses. A Giezi no le interesó lo que pensaba su amo, la ambición lo llevó a pensar en su propio beneficio. La ambición por lo material nos puede llevar a hacer cosas deshonestas: Robar, ser infiel, mentir, etc.

3. Aparentar lo que no somos. Giezi aparentó frente a Eliseo que no había pasado nada y escondió los regalos que recibió. ¿Por qué a veces no queremos que la gente vea algunas áreas de nuestra vida?

4. Mentir. La lepra de Naamán se le pasó a Giezi por hacer lo que hizo. El YO leproso, el YO peleonero, el YO rebelde, el YO que no me dejo, el YO que hago lo que quiero sin consultar a Dios, acarrea problemas a nuestra vida.

Giezi mintió, desobedeció y pagó las consecuencias de su acción y lo más triste es que también su familia. Recordemos que Dios todo lo ve.


Por haber hecho esto, tú y todos tus descendientes sufrirán la lepra de Naamán para siempre. Cuando Giezi salió de la habitación, estaba cubierto de lepra; su piel se puso blanca como la nieve. (2 Reyes 5:26-27 NTV)

Piénsalo:

¿A quién tienes en el trono de tu corazón, al YO egoísta o a Jesús?
¿En qué área te ha costado no caer en tentación?
¿Te cuesta trabajo obedecer a tus autoridades?