PELIGROS DE LA IMPACIENCIA
DESCONFIAR DE DIOS. El rey Saúl desconfió del Profeta Samuel, creyó que no vendría e hizo el holocausto él mismo, pero Samuel si llegó a tiempo. Muchos podríamos pensar que Saúl tenía razón para desconfiar de Samuel, porque como hombre podía fallar, se podía enfermar, le pudo haber mentido, pero no hay razón para dudar de Dios, Él no miente, Él no falla, Él no olvida, Él no se descuida… el que está desconfiando de Dios está pecando, porque Dios es digno de toda confianza. La impaciencia muestra desconfianza en Dios.
COMETER LOCURAS. Ningún hombre podía ofrecer el holocausto si no era sacerdote, aunque fuera el rey, Saúl cometió una locura haciendo algo que no le estaba permitido hacer a él.
¿Cuántas cosas hemos hecho por impaciencia? ¿Qué nos diría Dios? “Locamente has hecho”. ¿Vendiste el terreno? ¿Te fuiste a hacer una limpia? ¿Fuiste con un brujo? ¿Empeñaste tus cosas? ¡Locamente has hecho!
CULPAR A DIOS. Saúl le dijo a Samuel: “Vi que mis hombres me abandonaban y que tú no llegabas cuando prometiste… de manera que me vi obligado…
Un impaciente por lo general no acepta su responsabilidad de las locuras que comete, sino que le echa la culpa a alguien más. Saúl le echo la culpa a Samuel por la locura que hizo, y muchos cristianos le echan la culpa a Dios por las locuras que ellos hacen. Si nos va mal es porque no hemos querido esperar en Él.
La paciencia es parte del fruto del Espíritu, las mejores cosas se obtienen cuando esperamos, para nacer hay que esperar, para caminar hay que esperar, para comer alimento sólido hay que esperar, para tener novia, casarse y tener hijos hay que esperar.
Hay momentos que hay que actuar y ejecutar, pero aun así hay que esperar ese momento. Saúl había esperado siete días, unos minutos más hubieran cambiado la historia. ¡No seas impaciente, espera en Dios y Él lo hará!
Piénsalo:
¿Qué locuras has cometido por la impaciencia? ¿Qué consecuencias tuviste?
¿Has culpado a otros o a Dios cuando no ves los resultados en el momento que tú los quieres?