LLANTO EN EL DESIERTO
Esta historia cuenta que Sara al ver que Ismael se burlaba de su hijo Isaac, le dijo a su esposo Abraham que despidiera a Agar y a su hijo Ismael; por lo que ellos anduvieron errantes en el desierto.
En el desierto hay soledad, se pierde el sentido de dirección, se olvida qué estás haciendo en esta tierra. En esta pandemia mucha gente se siente sola debido al distanciamiento social y no estamos creados para eso. Por eso, aunque estemos distanciados físicamente debemos de mantenernos conectados de alguna forma. (Llamadas, videollamadas, Zoom).
La gente errante pierde el sentido de la vida y algunos vuelven a sus pecados. Andan errantes y no saben qué hacer, peor si perdieron el trabajo porque estaban acostumbrados al activismo; estaban conectados a la actividad, pero no estaban conectados a Dios; estaban conectados al ministerio, pero no con Dios.
Llego el momento en el que se les acabó el agua y Agar puso al niño en un arbusto y ella se retiró a llorar, pensaba que su hijo iba a morir; pero Dios tenía otros planes.
En crisis como ahora nos frizamos, no sabemos qué hacer y mejor nos escondemos, dejamos el sueño por allá, nos alejamos y mejor nos ponemos a llorar. ¡No es tiempo de alejarte de la iglesia, ni de Dios! En este tiempo el templo está cerrado, pero la iglesia está abierta. ¡No es tiempo de alejarte de la familia en Cristo, ni de ponerte a llorar! No es tiempo de dejar tus sueños debajo de un arbusto.
Continuará…
Piénsalo:
¿Cómo te ha afectado esta crisis?
¿Te has mantenido conectado con las personas y con Dios o te has alejado?
¿Qué sueños has dejado debajo de un arbusto?