LUCHEMOS
Y LUEGO QUE SE HAGA LA VOLUNTAD DEL SEÑOR
No debemos dejarle todo a Dios, nosotros también debemos esforzarnos. Hagamos nuestra parte y luego descansemos en que Dios hará la suya.
Hagamos lo posible y confiemos de que Dios hará lo imposible.
Hagamos nuestro mejor, y el Señor hará lo que en realidad es lo mejor, porque Él sabe lo que es mejor para nosotros.
Luchemos por nuestros sueños, esforcémonos, pero siempre estemos dispuestos a que se haga la voluntad de Dios.
Sigue luchando, sigue esforzándote por encontrar un mejor empleo o abrir tu propio negocio, esfuérzate en los estudios, etc.
Hagamos lo que está de nuestra parte, no le dejemos todo a Dios, esforcémonos, y luego podemos decir “que se haga la voluntad de Dios”.
Piénsalo:
¿Cuál es la parte que necesitas dejársela a Dios?
¿Por qué cosas tienes que seguir luchando que habías dejado de hacerlo?
¿Puedes decir “que se haga la voluntad de Dios”?