¿YA NO VIVO YO?
Es fácil decir: “Estoy crucificado juntamente con Cristo, ya no vivo yo”, etc. Pero, la verdad es que estamos más aferrados de lo que pensamos a nuestras formas de pensar y de vivir.
1. Con Cristo estoy crucificado.
¿Cómo se comporta un cuerpo crucificado?
Si alguien crucificado es ofendido con palabras, no tiene el lujo bajarse de la cruz para ponerse a pelear.
Alguien que está muerto ya no siente, no le importa si alguien le grita o le dice cosas feas. El muerto no oye. Así que no deberían de dolernos tanto las ofensas de otros.
No deberíamos oír tanto las pláticas negativas de personas tóxicas.
2. Ya no vivo yo, sino Cristo en mí…
¿Para qué vivía Cristo en esa época, y para qué crees que viviría hoy?
¿Qué sería importante para Jesús en esta época y qué no sería importante?
¿A qué crees que dedicaría sus recursos?
¿Cómo estaría viviendo Cristo durante esta pandemia?
Piénsalo:
¿Cristo vive en ti verdaderamente?
¿Te sigue afectando demasiado las ofensas y las críticas de otros?
¿Estás viviendo esta pandemia para el servicio a Dios o para tus propios deseos?