TEMPRANO
Debemos aprender a hacer lo importante temprano.
Para mí, es muy importante tener un tiempo significativo de oración todos los días para poder llevar tanta carga y responsabilidad ministerial sobre mis hombros.
Recuerdo que hace años mi tiempo fuerte de oración era al final del día, por la noche, cuando ya estaba en completo silencio el apartamento donde vivíamos y yo podía entonces meterme a un clóset o al baño a orar tranquilo.
Nota: diferentes horas del día trabajan mejor para diferentes personas dependiendo su estilo de vida.
Pero, con el tiempo a mí se me fue haciendo una práctica mucho mejor el silencio de la madrugada y con la ventaja de que a esa hora estoy más energético; ahora mis tiempos fuertes de oración son lo primero que hago en el día.
No me levanto revisando mi teléfono por mensajes o emails, no me levanto temprano encendiendo el televisor. Me levanto directo a tener un tiempo significativo de acercamiento a mi amado Jesús, a platicar tranquilo con el Espíritu Santo, sin prisa ni distracciones.
Estas mujeres se levantaron temprano y lo primero que hicieron fue acercarse al último lugar donde habían visto a Jesús.
Lo primero que yo usualmente hago temprano es asegurar mi acercamiento con Jesús.
¡Lo disfruto muchísimo! No me es carga. ¡Es un deleite!
Pero no fue algo instantáneo, fue un hábito formado con el tiempo y la práctica.
Piénsalo:
¿Qué es lo primero que haces temprano al despertarte?
¿Qué es lo más importante para ti?
¿Qué hora es mejor para ti para pasar tiempo de calidad con Dios?