SI DAVID SE QUEJABA…
Oh Dios, escucha mi queja; protege mi vida de las amenazas de mis enemigos. (Salmos 64:1NTV)
Si el mismo rey David, el hombre conforme al corazón de Dios se quejaba, entonces, eso me ayuda para no sentirme tan mal cuando a veces siento ganas de quejarme por los problemas de la vida.
Oh Dios, escucha mi queja; protege mi vida de las amenazas de mis enemigos. (Salmos 64:1NTV)
Parece que es natural que los seres humanos a veces nos sintamos fastidiados y hasta enojados ante los continuos retos en este mundo.
Sentimos ganas de quejarnos cuando:
- Cuando vemos actos de injusticia.
- Cuando se nos trata con falta de respeto en un trabajo o en una tienda.
- Cuando se aprovecha de nosotros un mecánico, un plomero,un electricista, etc.
- Cuando nos sentimos impotentes ante la corrupción de sistemas políticos, financieros y hasta religiosos.
- Cuando vemos tanta pobreza y desigualdad en el mundo.
- Cuando vemos países donde los líderes abusan del pueblo.
- Cuando nos damos cuenta de que abusaron de un niño en la escuela o aún en su propio hogar.
- Cuando somos criticados y se nos levantan falsos por hacer algo bueno.
- Etc.
Podemos quejarnos de vez en cuando con Dios, pero no desanimarnos ni dejar de cumplir su propósito.
Oh Dios, escucha mi queja; protege mi vida de las amenazas de mis enemigos. (Salmos 64:1NTV)
Piénsalo:
¿Qué te produce frustración o enojo?
¿Te quejas con Dios o te quejas con todos a tu alrededor?
¿Qué te ayuda para salir de la actitud de queja a la de agradecimiento?