Site icon Pastor Guillermo Jiménez

La gloria del Señor y mi cuerpo

LA GLORIA DEL SEÑOR Y MI CUERPO

… y la gloriosa presencia del SEÑOR llenó el templo. Los sacerdotes no podían entrar en el templo del SEÑOR porque la gloriosa presencia del SEÑOR lo llenaba. (2 Crónicas 7:1-2 NTV)

En este pasaje veo que el templo fue lleno de la gloria de Dios, y me hace pensar que hoy día mi cuerpo es el templo del Espíritu de Dios.

Donde entra mi cuerpo, ahí llevo una atmósfera espiritual o carnal, meto conmigo la alegría o la tristeza, el odio o el amor, el caos o la paz. … todo depende de qué hay en mi cuerpo.
¿Dónde entro cambia la atmósfera a tensión y ansiedad, o a una de paz y amor?
Depende de qué templo soy.

Me hago una sincera evaluación, y me pregunto ¿Qué tan lleno estoy de la gloria de Dios, y qué tan lleno estoy de las cosas pasajeras y carnales de esta vida terrenal?

Reflexiono y me pregunto ¿Qué es lo que en verdad domina mis pensamientos, lo eterno, o lo temporal? ¿Lo espiritual o lo carnal?
¿En qué invierto mi energía, mis sentimientos, y mi tiempo? ¿En Las cosas espirituales que no se ven, o en los deseos de los ojos, de la carne, y la vanagloria de la vida?

Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre. (1 Juan 2:16 NTV)

Continuará…

Piénsalo:
¿Qué atmósfera creas a donde llegas?
¿Estás lleno de la gloria de Dios o de las cosas carnales de esta tierra?
¿Qué es para ti más importante, lo espiritual o las cosas materiales de este mundo?
¿En qué inviertes la mayoría de tu tiempo?

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