OJOS Y OÍDOS
Señor, al leer este pasaje me viene a la mente hacer dos oraciones en este momento:
1. Que tus ojos estén abiertos.
Cuando los ojos están cerrados las personas no se dan cuenta de lo que está pasando.
Pero, cuando los ojos están abiertos, entonces esto me habla de que la persona está atenta y sabe lo que está sucediendo.
Así oro Señor Jesús, que tus ojos siempre estén atentos a lo que yo hago en mi vida, para que siempre me guíes y me des dirección en cuanto a lo que debo hacer.
Que tus ojos siempre estén abiertos observando lo que hago para que me corrijas cuando me desvío o me equivoco, y así poder volver al camino.
Que tus ojos siempre estén abiertos para que me indiques el camino a seguir, para cumplir tu perfecta voluntad y vivir una vida de éxito espiritual, familiar, social, y financiero.
2. Que tus oídos estén atentos.
Señor, oro también para que tus oídos nunca se cierren a mi oración.
Que tus oídos estén abiertos a las peticiones de mi corazón, sobre todo a aquellas que pido conforme a tu perfecta voluntad, aquellas peticiones que tengo delante de ti que no tienen que ver con mi ego, o mi orgullo personal; sino, con el deseo de ayudarte a cumplir tu sueño, tu macro historia de amor de reconciliar al mundo contigo.
»Oh Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a todas las oraciones que se eleven a ti en este lugar. (2 Crónicas 6:40 NTV)
Piénsalo:
¿Por qué es importante para ti que Dios tenga sus ojos abiertos hacia tu vida?
¿En qué área necesitas la dirección de Dios?
¿Qué oraciones quieres que Dios escuche?