Si hubiera hecho caso – parte 2
“¡Ah, si solo hubieras hecho caso a mis mandatos! Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar.” Isaías 48:18 (NTV)
La obediencia a los mandamientos de Dios no solo nos beneficia individualmente, sino que transforma nuestro entorno y la sociedad en general. En este versículo, Dios nos recuerda que seguir sus caminos nos lleva a experimentar dos bendiciones fundamentales: paz y justicia. Estas son necesidades profundas de cada corazón humano y de nuestras comunidades.
Dos resultados de obedecer los mandamientos de Dios:
- Paz que corre como un río manso.
- La paz que Dios promete es duradera y serena, como un río que fluye tranquilamente.
- ¿Quién no anhela vivir en paz consigo mismo, con su familia y con su entorno?
- La obediencia a la Palabra de Dios es la clave para disfrutar de hogares donde reina la armonía, escuelas seguras y comunidades estables.
- Justicia como las olas del mar.
- La justicia fluye de la obediencia a los mandatos de Dios y es esencial para una sociedad sana.
- La injusticia divide y corrompe, trayendo resentimiento, amargura y venganza.
- Sólo al escuchar y aplicar las instrucciones de la Palabra de Dios podemos experimentar una sociedad donde la equidad y el respeto prevalezcan.
“¡Ah, si solo hubieras hecho caso a mis mandatos! Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar.” Isaías 48:18 (NTV)
Piénsalo:
- ¿Qué áreas de tu vida necesitan la paz que Dios promete a través de la obediencia?
- ¿Cómo puedes promover justicia en tu hogar, comunidad o lugar de trabajo?
- Da un paso práctico esta semana para vivir en obediencia y compartir estas bendiciones con quienes te rodean.