CUANDO SE RETIENE UNA OFENSA
¿Alguna vez has caído en la trampa de las ofensas? Yo sí. Las ofensas son inevitables. Estas pueden ser reales o solo imaginarias. Las ofensas pueden venir de un desconocido o de un familiar cercano, de un enemigo o de tu mejor amigo. Simplemente son parte de la vida y te ayudará entender lo siguiente.
1.Todos hemos sido ofendidos por alguien de alguna manera, sin embargo, nosotros también hemos ofendido a otros.
No podemos darnos aires de perfección creyendo que somos unos santos ángeles con alitas en la espalda. Todos hemos herido a alguien a propósito o por accidente y aunque es normal, debemos intencionalmente cuidar nuestras palabras y nuestras acciones.
2. El problema principal no es la ofensa, sino lo que nosotros hacemos ante ella.
Los problemas relacionales serán siempre parte de la vida, no podemos evitarlos, sólo podemos resolverlos de manera constructiva. Por ejemplo, la meta de un matrimonio no debería de ser el no tener dificultades, sino saber resolverlas constructivamente de forma que ayuden a unir más a la pareja en lugar de separarlos.
3. El resentimiento siempre te hará la vida miserable.
Si insistes en recordar la ofensa vivirás con dolor todo el tiempo. No disfrutarás los momentos en tu hogar, ni en tu iglesia, ni en la escuela, ni en el trabajo. Has decidido vivir de forma miserable por aferrarte a la ofensa y perderás las buenas amistades (o el matrimonio).
Solución: recuerda o lee el devocional que te mande hace unos días donde mencioné cuatro razones por las que debes perdonar.
Piénsalo:
¿Qué recuerdo estás aferrando en tu corazón a pesar que te produce dolor o coraje? ¿Qué necesitas perdonar? ¿Hay algo que te roba el sueño por la noche o la alegría en tu día?