Es común que la gente que está a punto de morir generalmente hable de cosas importantes, pero nosotros no necesitamos esperar a estar cerca de la muerte para hacerlo. David estaba en sus últimos días de vida y me parece muy interesante ver las instrucciones que le da a su hijo Salomón. Quería asegurarse que su hijo no desperdiciaría la herencia que a él le había costado décadas de trabajo, batallas y lágrimas.
¿Recuerdas algunos consejos sabios que tu padre o tu madre te dieron? ¿Los has practicado? O quizás no tuviste la bendición de tener un padre o una madre mientras crecías en tus años formativos; pero afortunadamente tenemos la Biblia donde encontramos consejos directamente del Padre celestial.
Observemos aquí algunos principios que nosotros también podemos dar a nuestros hijos, pero que también debemos vivirlos en nuestra propia vida para que también tengamos éxito.
Veamos las últimas instrucciones de David a Salomón.
1. Se valiente en esta vida. Se necesitará el coraje y el valor para hacer las cosas correctas en un mundo difícil y falto de integridad. No te conformes a hacer lo que hacen todos. Ten valor para ser diferente. Ten fe para perseguir tus sueños cuando otros dicen “no se puede”.
2. Vive con propósito. Dios no te trajo a este mundo por accidente sino con un propósito, anda en Sus caminos y cumple aquello para lo cual estas aquí en la tierra.
3. Obedece los mandamientos de Dios. Todo lo que está escrito en la Biblia es para tu bien. Las instrucciones en el manual de tu fabricante te ayudarán a lograr tus objetivos más fáciles, tendrás menos problemas, serás una persona más saludable, más confiable, más exitosa y más bienvenida donde quiera que vayas.
¿Cuál es el beneficio de seguir estos consejos? Creo que dejaré que lo explique David con sus propias palabras:
“Si lo haces, el Señor cumplirá la promesa que me hizo cuando me dijo:
No esperes al lecho de muerte para practicar estos consejos. Comparte estos principios con tus hijos; dilos también a otras personas que forman parte de tu círculo social, amigos, jóvenes en la escuela, en tu iglesia o en tu equipo deportivo.
Piénsalo:
¿Estás viviendo cada día como que si fuera el último? ¿Cómo puedes empezar hoy?
¿A quién puedes compartirle este devocional hoy?