RECUPERANDO LA IDENTIDAD
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (Romanos 12.2)
Dios nos ama y nos acepta tal y como somos por tal razón desea que constantemente estemos siendo transformados, a Él no le importa cuál es nuestro pasado, lo que le interesa es que estemos dispuestos a cambiar. Jefté era un hombre que no tenía mucho futuro pero que fue transformado de un desterrado a ser el jefe de los que lo habían desechado, porque se atrevió a cambiar su forma de pensar. (Jueces 11.1)
Jefté no podía hacer mucho alarde de su descendencia pues venía de una familia disfuncional, su padre había cometido adulterio con su madre la cual era una prostituta.
Posiblemente nuestra descendencia no es tan mala como le tocó a Jefté pero la mayoría de nosotros crecimos en familias disfuncionales ya que de una u otra manera sufrimos por la manera en que fuimos criados.
Todos hemos sido creados por Dios para vivir bajo su gobierno sin embargo ya sea por culpa de otros o por elección nuestra, terminamos viviendo fuera de la casa de nuestro Padre celestial sin poder disfrutar de la herencia que Él nos tiene preparada.
Al estar alejado de la casa de su Padre Jefté comenzó a reunirse con personas que posiblemente en ese momento creyó que eran su única familia, pero que no le llevarían a nada bueno.
Todo cambio comienza de adentro hacia fuera, no podemos cambiar primero lo de afuera porque sólo daríamos una apariencia y esto lo hacemos cuando decidimos no amoldarnos al mundo, sino renovar el entendimiento.
Jefté había perdido su identidad al vivir alejado de su verdadera casa y de su familia, usando sus talentos en otra tierra y en cosas que no agradaban a Dios. Pero un día se atrevió a dejar su pasado, las personas que lo mal influenciaban y aceptó el reto de convertirse en un valiente del Señor.
Dios quiere cumplir su propósito en nosotros para que pasemos de ser gobernados por el enemigo a convertirnos en valientes de Jesucristo que están dispuestos a luchar en contra del diablo y arrebatarle todo lo que nos haya robado.
Piénsalo:
¿Hay algo en tu pasado que te hace pensar que no puedes tener éxito en tu presente?
¿Qué hábitos de pensamiento has estado practicando que te han limitado de cumplir el propósito de Dios?