Fuego en mis huesos

FUEGO EN MIS HUESOS


“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” (Jeremías 20:9 NTV).

Yo no sé cómo se siente tener fiebre en los huesos, pero he escuchado que es un dolor terrible. Este tipo de fiebre trae dolor, mata, y no lo puede resistir la gente. Ahora, el fuego de Dios no es una fiebre como esa y no trae dolor. El fuego de Dios es un fuego que no puedes resistir porque viene y te saca la amargura de los huesos, te saca el resentimiento, te saca la depresión, lo que traes escondido ahí en la médula, lo que está escondido ahí en las coyunturas y los tuétanos. El fuego de Dios traspasa, te libera, te sana, te trae libertad, no trates de sufrirlo, donde quiera que vayas te va a perseguir la Palabra del Señor. Donde quiera que te metas, ahí te vas a acordar de la Palabra del Señor.

Jeremías dijo que él trató de enfriarse. Trató de decir, “¡No voy a predicar más!” Trató de apagar el fuego en sus huesos. Quizá tu dices, “Está es la última vez que sirvo en Aguilas Centro Familar Cristiano”. Puedes que quieras decir eso, pero a Jeremías le sucedió algo cuando intentó decir lo mismo. Dios le hizo recordar el llamado que tenía en su corazón, y le hizo ver lo que estaba pasando a su derredor.

Probablemente tu dices, “Traté de enfriarme, más no obstante había en mi corazón como un fuego ardiente, metido en mis huesos, y traté de sufrir y decir, no importa, no importa no voy a servir a Dios; pero no pude resistirlo, no pude sufrirlo”. ¿Sabes por qué?  Porque ese fuego es lo que te mantiene apasionado, alineado y lleno de propósito. Dios lo puso en ti para que a pesar de las circunstancias difíciles tu no tiraras la toalla del servicio, sino que siguieras ardiendo por Él.

Haz lo que quieras, pero cuando esta bendita Palabra de Dios ha sido sembrada en tu corazón, la Biblia dice que la Palabra que sale de la boca del Señor no volverá vacía, sino que cumplirá todo aquello para lo que ha sido enviada. Trata de enfriarte si quieres, pero mira, no andemos con rodeos. Tú y yo sabemos que hay un fuego en nuestros huesos que no nos va a dejar en paz. Tú sabes que no vas a poder ignorar lo que está pasando a tu alrededor y decir, “Ya solamente para mí voy a vivir”. No vas a poder, no vas a poder, porque eres un instrumento de Dios y ese fuego siempre arderá en tí, no lo puedes sufrir.

“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” (Jeremías 20:9 NTV).

Piénsalo:

¿Te has sentido últimamente como que si quieres tirar la toalla? ¿Por qué?
¿Qué necesitas recordar para poder seguir adelante?