NO NACISTE POR ACCIDENTE
“Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones” (Jeremías 1:5 NTV).
Si tú estabas creyendo que naciste sólo porque tú mamá y tu papá tuvieron relaciones sexuales, o por cualquier otra casualidad de la vida, entonces necesitas volver a leer este pasaje de la Biblia.
Dios te dice:
“Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones” (Jeremías 1:5 NTV).
Nota que tu vida no comenzó en el momento que fuiste engendrado en el vientre de tu madre, pon atención a estas palabras donde Dios dice:
“Te conocí aún antes de haberte formado en el vientre de tu madre…” (Jeremías 1:5 NTV).
Dios puso algo especial en ti y te trajo a esta tierra con un propósito muy específico. Jeremías fue apartado desde el vientre de su madre, es decir, Dios le dio un propósito específico cuando estaba en el vientre de su mamá para que pudiera ser un profeta en este mundo.
Es posible que Dios no te haya apartado a ti para ser un profeta, pero estoy seguro que sí te trajo a este mundo con un propósito, que no eres un accidente, que tienes algo grande que hacer en esta tierra. Quizás eres el próximo abogado distintivo en tu ciudad, el próximo ganador del premio Nobel, o el próximo gobernador de tu estado, o quizás un cirujano, maestro o empresario.
Si tu eres de los que dicen, “Yo no sé cómo servir a Dios”, mira lo que dice la Biblia:
“—Oh Señor Soberano —respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven! —No digas: “Soy demasiado joven” —me contestó el Señor—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga. No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!” (Jeremías 1:6-8 NTV).
No todos somos profetas, pero si todos somos ministros de tiempo completo. Puedes tener un uniforme de beisbolista profesional o de abogado, pero debajo de ese disfraz eres un ministro de tiempo completo. Dios no sólo te trajo al mundo para hacer dinero o para ser famoso, eres un ministro disfrazado y destinado para ser de bendición a los demás.
Piénsalo:
¿Cómo sabes que estás viviendo con propósito?
¿Cuáles actividades necesitas dejar a fin de enfocarte para cumplir con tu propósito?