PREGÚNTALE A DIOS
En medio de los momentos difíciles es normal hacernos preguntas y cuestionar las injusticias. Pues, a Dios no le molesta que le preguntemos, porque Él nos comprende. De hecho, el mismo Señor Jesucristo en el momento más oscuro de su vida terrenal se sintió solo y preguntó ¿por qué?
Dirige tus preguntas difíciles a Dios no a los hombres.
El peligro de preguntarle a un amargado o confundido es que nos dará una respuesta amargada y confundida y terminaremos estando peor que antes de preguntar.
Los seres humanos no tienen la respuesta al sufrimiento mundial. No conocen los propósitos de Dios detrás de un momento difícil o una pérdida. Ni siquiera los políticos tienen la solución a la maldad que ha plagado la tierra, si supieran la verdadera causa ya habrían solucionado el caos humano, las guerras y la desigualdad social.
La Biblia dice que Jesucristo se dirigió inteligentemente al único en quien podía confiar cuando estaba en lo más profundo de su dolor. Es una verdad que cuando clamamos a Dios Él nos alivia y sobre todo nos da una paz inexplicable.
Cuando dirijas a Dios tus preguntas, podrás decirle a los demás, “No puedo explicar cómo es posible que pueda tener paz en medio de esta tragedia familiar, sólo sé que siento paz y no necesito drogas, ni alcohol para sentirla”. ¡Esa es la paz de Dios! Así que dirige tus preguntas difíciles a Él y no a los hombres porque sólo Él te podrá revelar el propósito detrás del dolor que estás pasando.
“Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza -Eli, Elí, ¿lama sabactani? (que significa “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado”?) (Mateo 27:46 NVI).
Piénsalo:
¿Cuáles son aquellas preguntas difíciles que necesitas dirigir a Dios?
¿Qué lugar ha ocupado Dios cuando tienes necesidad de encontrar respuestas a tus problemas más difíciles?