LA LEY FUNDAMENTAL DEL TEMPLO
Este pasaje se refiere a un edificio llamado templo y dice que debe haber santidad absoluta en él. Pero recordemos que también nuestro cuerpo es llamado templo del Espíritu Santo y por lo tanto también requiere que sea santo.
La santidad habla de apartar o dedicar algo o alguien para el uso exclusivo de Dios. Por ejemplo, el edificio llamado templo no podría ser usado para ser un bar, ni un prostíbulo, ni nada que vaya en contra de lo que representa a Dios, porque entonces no sería santo.
En forma práctica así mismo la santidad del cuerpo (templo del Espíritu Santo) habla de que este no debe ser usado para cosas como el adulterio, ni las borracheras, ni la droga, ni ningún otro uso que no representa bien a Dios. Es decir, debe ser apartado y dedicado para el uso del Señor. Por ejemplo, debe estar listo para que pueda fluir la unción por nuestras manos y ponerlas sobre los enfermos para que estos sanen.
La santidad es un mandamiento fundamental para nosotros. Necesitamos asumir la responsabilidad de vivir en santidad a fin de que Dios pueda seguir usándonos. Cuida tu cuerpo, tu vida, lo que escuchas y lo que ves. Cuida tu cuerpo en cuanto el alimento, el ejercicio y el descanso físico.
Es cierto que estamos en el mundo y es inevitable ver o escuchar ciertas cosas, sin embargo, debemos asegurarnos de cuidar nuestra santidad y testimonio. No podemos ser perfectos, pero sí podemos ser personas que nos mantenemos con el corazón alineado a Dios a pesar de las circunstancias de la vida.
Piénsalo:
¿Cómo puedes cuidar tu templo en este día?
¿Cuáles ajustes o cambios puedes hacer en tu santidad?