NO HAY PAZ SIN AMOR
El hombre que juntó múltiples armas de combate y mató a más de cincuenta personas e hirió a otros cientos de individuos en nuestra amada ciudad de Las Vegas no entendió estos dos mandamientos.
Si hubiera tenido el amor a Dios y a las personas, nunca hubiera pasado por su mente comprar armas de guerra y planear cuidadosamente como meter de manera estratégica aproximadamente treinta maletas con las armas al hotel Mandalay Bay, para luego situarse en una ventana del piso treinta y dos para disparar contra los miles de asistentes que de forma inocente pensaban que estaban divirtiéndose en un concierto.
Este hombre no amaba a Dios. No se amaba a sí mismo, y por ende tampoco amaba a las personas. Nadie que tiene amor en su corazón puede hacer algo tan terrible.
Necesitamos entender que Dios es la única esperanza de este mundo. No hay paz sin Dios. No habrá paz sin Jesucristo en nuestros corazones. No hay paz sin amor.
Quizás nosotros no usamos armas de guerra como este hombre psicópata, pero muchas veces herimos a otros con nuestras palabras y actitudes en el hogar, en la escuela o la iglesia.
Por lo tanto, comencemos asimilando esto en nuestros corazones y practicándolo en este día con las personas a nuestro derredor.
Piénsalo:
¿Cómo puedes transmitir paz en este día?
¿Por qué será que no hay paz sin Dios?