EL PERDÓN, UN ESTILO DE VIDA
Todos en alguna ocasión hemos sido ofendidos y de la misma manera hemos ofendido a alguien y una de las formas más comunes de ofender es a través de las palabras.
Cuando nos sentimos ofendidos por alguien, debemos discernir la razón, es decir debemos estar preparados para que cuando la ofensa llegue a nuestra vida nos afecte lo menos posible y podamos sacar algún beneficio de la misma.
LAS OFENSAS SON UN PASO HACIA LA MADUREZ (Gen. 37.5)
José es un ejemplo de lo que las ofensas aun siendo las más graves pueden beneficiarnos cuando sabemos quiénes somos en Dios. ¿Qué debemos hacer para que las ofensas nos beneficien?
Mantener vivo el sueño de lo que queremos lograr: a José lo tiraron en un pozo, fue vendido por sus hermanos, encarcelado injustamente pero nunca perdió la esperanza de alcanzar el sueño que Dios le dio.
Comprender que no somos el resultado de eventos sino de procesos: José, no estaba en capacidad de obtener los sueños que tenía sin antes ser procesado ya que era un jovencito inmaduro. Las ofensas que sus hermanos le hicieron fueron solamente eventos que marcaron pautas en su vida y que lo impulsaron hacia el propósito de Dios.
Entender que para todo lo que nos pasa Dios tiene un propósito: (Gen. 45.5) José llegó a comprender que no habían sido sus hermanos los que lo enviaron a Egipto sino que él ayudaría a preservar el pueblo de Israel. Esto tuvo resultados eternos ya que de este pueblo nació Jesús, el Salvador del mundo.
No tomar el lugar de jueces: (Gen. 50.19-20) José tuvo en sus manos la oportunidad de hacer justicia propia y sin embargo no tomó ventaja de su autoridad sino que perdonó a sus hermanos y reconoció que la justicia está en las manos de Dios.
Piénsalo:
¿Te han herido alguna vez? ¿Cuál ha sido tu reacción ante la herida?
¿Alguna vez le has sacado provecho al dolor? Si no lo has hecho ¿ qué vas hacer para prepararte para la ofensa y sacarle provecho?
