Menos envidioso, más dadivoso

MENOS ENVIDIOSO, MÁS DADIVOSO

Todos sabemos que nos sentimos muy bien cuando podemos ayudar, servir o dar algo a otro ser humano. Pero, ¿Cómo trabaja la generosidad continua?
Quiero hablarles acerca del dinero que van a dar para ayudar a los del pueblo de Dios en Jerusalén. Hagan lo mismo que les dije a las iglesias de la región de Galacia. Es decir, que cada domingo, cada uno de ustedes debe apartar y guardar algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no tendrán que recogerlo cuando yo vaya a verlos. 1 Corintios  16:1-2 TLA

1. Nuestra generosidad debe de ser voluntaria.

Estos hermanos en la ciudad de Corinto simplemente decidieron hacer algo por las personas pobres en Jerusalén y decidieron juntar una ofrenda misionera.

Nadie te obliga. Simplemente decides comenzar a ser menos envidioso y más dadivoso.

2. Nuestra generosidad debe ser planeada.

Pablo les dice que lo mejor es que cada semana aparten algo para juntar la ofrenda misionera.

Si queremos ser personas generosas debemos desarrollar el hábito de planear y usar un presupuesto escrito.

Un presupuesto escrito nos ayuda a tomar control de nuestras finanzas en vez de estas nos controlen a nosotros. Te ayuda a decirle a tu dinero a donde ir y qué hacer, en vez de que el dinero te  dicte lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer.

Cada domingo, cada uno de ustedes debe apartar y guardar algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no tendrán que recogerlo cuando yo vaya a verlos. 1 Corintios  16:1-2 TLA

3. Nuestra generosidad debe ser proporcional.

Si Dios no te dio nada esta semana, pues no tienes nada que dar.
Si recibes poco esta semana puedes dar poco.
Si recibes mucho esta semana puedes dar mucho. La generosidad es simple y satisfactoria.

Simplemente decide comenzar a ser menos envidioso y más dadivoso.

Piénsalo:

¿Qué te dio Dios esta semana que puedes compartir y ser dadivoso?
¿Porqué el ser generoso trae más bendiciones que el ser envidioso?