CREE Y SÉ MULTIPLICADO
Algunas veces pensamos que, para cambiar ciertas circunstancias en nuestra vida, para llegar a nuestras metas o cumplir nuestros sueños, tienen que intervenir una variedad de cosas ajenas a nosotros.
Sin embargo, el versículo inicial deja muy claro que, para Dios, sólo es necesario que una sola persona le crea para que Él haga de esa vida cosas grandiosas, tal como lo hizo con Abraham.
El versículo pone de ejemplo que, porque Abraham le creyó a Dios, Él cumplió Su promesa con él. El Señor lo bendijo y lo multiplicó en todos los aspectos a fin de hacerlo el padre de las naciones.
Aclaremos que la bendición y la multiplicación no radica solamente en lo económico, en realidad, la gran bendición es la salvación a través de Su hijo Jesucristo y de ahí continúa con la familia, el trabajo, el ministerio y por añadidura, las finanzas.
¿Te gustaría ser bendecido y prosperado como Abraham? Toma en cuenta que este hombre le creyó a Dios, de modo que, si usted y yo le creemos a Dios y tenemos fe, entonces Su promesa también es para nosotros.
Créele a Dios y cumple sus mandamientos, porque Su promesa es que Él te bendecirá y te multiplicará.
Si Dios te ha llamado a su camino y has dudado en seguirlo, si no le has creído completamente y todavía piensas que son las circunstancias de la vida las que rigen tu destino, es tiempo de cambiar.
El Padre Celestial es un Dios de bendición y te está llamando para bendecirte y multiplicarte. Él tiene para ti un propósito y si tú pones toda tu confianza en Él, entonces puedes esperar ser bendecido y multiplicado por Su gracia divina.
Piénsalo:
¿Crees que las promesas de Dios también son para ti?
¿En quién tienes tu confianza?
¿Te han invitado a entregar tu vida a Dios, pero lo sigues dudando? ¿Por qué?