Dirige tus preguntas oscuras a Dios

DIRIGE TUS PREGUNTAS OSCURAS A DIOS,  NO A LOS HOMBRES

 Quedó toda la tierra en oscuridad. A las tres de la tarde Jesús gritó a voz en cuello: — Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”). Marcos 15:33-34 NVI

La oscuridad representa aquellas situaciones de crisis, oscuras, difíciles de entender que a veces experimentan las personas.

Cuando nos encontramos en momentos dolorosos en la vida es normal que nos hagamos preguntas. ¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué me está pasando a mí? ¿Dónde estás Dios?

Dios no se enoja con nosotros cuando pasamos por momentos de confusión como el duelo por un ser amado que hemos perdido.

Pero tenemos que tener cuidado de dirigir nuestras preguntas difíciles a Dios, y no a los hombres.  Las personas frecuentemente tratamos de dar respuestas a la ligera, “no te preocupes, todo va estar bien; Dios así lo quería; Dios está en control; quizás algo hiciste mal y por eso te pasa esto; etc. Pero muchas veces esas respuestas o comentarios en vez de ayudarnos, provocan abatimiento en nuestra alma.

Cuando Jesucristo  estaba en la cruz  a punto de morir no le preguntó a los soldados, ni a sus discípulos, ni a su mamá. Fue directamente al Padre celestial. ¿Por qué me has desamparado?

Sólo Dios te puede comprender en los momentos más oscuros de tu vida. Sólo Él puede entender el dolor de la pérdida de la salud, de un familiar, la tragedia de un divorcio,  la ausencia de un hijo o de un padre,  la pérdida de los ahorros de tu vida.

Cuando te encuentres en dificultad dirige tus preguntas difíciles a Dios y no a los hombres.

Piénsalo:

¿Has estado atravesando una crisis en tu vida? ¿A quién has estado dirigiendo tus preguntas a Dios o a los hombres?
Toma un tiempo para ir a Dios y has tus preguntas a Él y espera la paz que sobrepasa el entendimiento.