Aunque tardare

AUNQUE TARDARE

Después de que Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se reunió alrededor de Él una gran multitud, por lo que
Él se quedó en la orilla. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, suplicándole con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva. Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, la cual lo apretujaba.  (Marcos 5:21-24 NVI)

La Biblia relata la historia de un líder religioso de aquella época, cuya hija estaba agonizando. Por lo que rogó a Jesús para que la sanara y mientras iban de camino a su casa, una mujer con flujo de sangre tocó el manto de Jesús y al instante fue sana. Cuando Jairo se percató que Jesús se detuvo a preguntar quién le tocó, quizás él se inquietó porque tenía una urgencia y esa mujer lo estaba retrasando. La enseñanza aquí es:

Aprende a esperar
A veces parece que Jesús se toma su tiempo para respondernos en nuestras urgencias o necesidades.  No somos los únicos que pasamos problemas, hay muchos que atraviesan peores cosas y Dios tiene una respuesta para todos.

Ábrete paso entre los obstáculos, no te quedes acostado esperando que las cosas se arreglen, levántate como Jairo y busca la presencia de Dios.

La hija de Jairo estaba agonizando. Asimismo, a veces parece que nuestra familia agoniza, los hijos agonizan, el matrimonio, el trabajo, la salud o las finanzas y el Señor parece tardar.

¿Qué haces mientras esperas? ¿Te amargas, te llenas de odio y te desquitas con los demás? ¿O te mantienes con los ojos puestos en Jesús esperando con fe la respuesta?  No importa que tan grave sea la situación, si Jesús dijo que iría a tu casa,

Él lo hará, aunque parezca tardar.

Debemos saber que los métodos de Dios no son los nuestros, pero debemos estar seguros de que si Dios prometió algo Él lo cumplirá, aunque parezca tardar, sólo no hay que dejar de tener fe.

 Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, suplicándole con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.  Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, la cual lo apretujaba.  Marcos 5:22-24 NVI)

Piénsalo:

¿Qué respuesta de Dios estás esperando?
¿Qué estás haciendo mientras esperas la respuesta?
¿Cuál es la Promesa de Dios para esa situación que estás pasando?